El modulorcho y sus proyectos inmobiliarios
Amigos arquitectos, ingenieros, inversionistas, especuladores, corredores y demás engendros. Sólo para que sepan que este modulorcho no es de los que habla y critica, pero no hace… de los que tira la piedra y esconde la mano con la que debería tomar un lápiz para ponerse a dibujar y hacer realidad el sueño de la casa propia de otros,… o como les suene mejor. Desvirtúo desde ya todas esas calumnias. Este modulorcho sustenta sus críticas en su obra personal que le cuesta mucha sangre, sudor y lagrimas, en un país hermoso pero con muy poca cultura de infraestructura. Y es por esa carencia que nos emocionamos cuando vemos el estadio nacional con su cobertura de plástico,… porque parece de Japóooon… por eso vibramos cuando vemos las toscas columnas de concreto del tren rápido… porque parece Sao Paulooooo… por eso producimos adrenalina cuando se prenden las luces navideñas que iluminan la celocía de titanio del edificio de Interbank, del internacional y Pritzker Prize Winner Austriaco Hans Hollein… Por eso. Porque en nuestro país no hay cultura de infraestructura. ¿Quieren un ejemplo?
En Bogotá, Colombia existe ya una cultura de fomento de los proyectos de vivienda colectiva con ladrillo. Esto ya es parte de una cultura, en la cual los proyectos de vivienda hacen ciudad. Crean ciudad. No hablamos de edificios enanos de 3 pisos en terrenos enanos de 200m2, que terminan desmembrando y hacinando la ciudad. Hablamos de proyectos subdivididos en agrupamientos de 1000 viviendas. En Santiago de Chile pasa algo similar aunque los estandares son diferentes. Las fachadas son tarrajeadas con algún material o textura tipo estucado (stuccado), espatulado o escarchado, carpinterías metálicas o de madera estandarizadas, áreas comunes, grandes ingresos vidriados (para graficarlo mejor diremos “tipo IMAGINA”) e igualmente hablamos de manzanas enteras, en proyectos de 5 o 10 torres que pueden llegar a albergar a 5000 familias por proyecto. Esta estandarización conforman una textura urbana que al final termina percibiéndose como una unidad en la lectura de la ciudad. Su lenguaje tienen también los cascos históricos y los suburbios bonaerenses, paulistas y así podemos continuar… A eso llamo yo cultura de infraestructura.
Dentro de este contexto de “desculturización” en un país cuyo motor económico sigue siendo el sector construcción, nos preguntamos… ¿en que momento dejaremos de construir MÁS, para construir MEJOR?
Sólo para seguir a tono con este post, deberé indicarles que este modulorcho ha diseñado y ha construido ya varios proyectos de vivienda multifamiliar en el Perú, porque no se quiere quedar atrás en este boom inmobiliario… en su mayoría han sido proyectos muy gratificantes, porque han permitido aportar algo a la ciudad (creo yo) aunque aun el camino sigue verde…. Se requiere mucho más que el esfuerzo de un arquitecto que representa un porcentaje muy menor de todo el proyecto inmobiliario (por ejemplificar un poco la cosa, de un proyecto cuya inversión es de un millón de dólares, la especialidad de diseño arquitectónico únicamente representa en el mejor de los casos diez mil dólares. Apenas un 1% de la inversión total. Por supuesto que sobre esta inversión existen márgenes de rentabilidad que pueden alcanzar rangos de entre el 20% y el 40% según las condiciones del proyecto y procedimientos de la inversionista.
El año pasado, finalmente este modulorcho fue publicado por un importante medio local. Una de las revistas más serias de nuestro (poco serio) medio, en su dossier de edificios multifamiliares se dio tiempo para publicar uno de los pininos (pinninos) de este humilde modulorcho… y bueno, siempre nos infla un poco el ser publicados y es que los arquitectos nos alimentamos más de ego que de fortunas. Pero bueno, luego de unos días volví a mi humilde situación y comprobé que una publicación no te da más ni menos trabajo y que además la ciudad sigue teniendo los mismos problemas.
Finalmente quiero cerrar este post diciendo lo siguiente: “un solo edificio no cambia una ciudad, pero la buena arquitectura puede cambiar el pensamiento de toda una cultura.”